“También somos una cortina de cordeles” es una video-instalación que reflexiona sobre la condición cuerpo-tecnología. La obra plantea nuevas formas de comprender el cuerpo des-de una mirada transhumanista, presentando la corporalidad como un entramado híbrido,volátil y tensionado.
En la instalación, el cuerpo se funde en cordeles a través de una proyección en bucle, la cual nos muestra una corporalidad desnuda que experimenta distintas emociones. La cortina de cordeles es transitable, permitiendo que el cuerpo se arme y desarme al antojo de quién interactúe con ella. De esta forma, la corporalidad se torna inestable, existiendo en la medida de las relaciones que se generen en la interacción, otorgándole protagonismo al público con la obra y evidenciando la condición relacional del cuerpo.